Si pensabas que lo habías leído mal, no, no estamos hablando del clásico HIIT. El HILIT (High Intensity, Low Impact Training) es un entrenamiento que también trabaja a alta intensidad, pero con una gran diferencia: es mucho más amable con tus articulaciones.
¿Y esto qué significa? Que puedes ponerte en forma, quemar grasa y ganar músculo sin tener que sufrir impactos agresivos como los que suelen acompañar al HIIT. Adiós a los saltos eternos, burpees explosivos y rodillas castigadas. En su lugar, el HILIT apuesta por movimientos controlados, potentes, pero seguros.
Este tipo de entrenamiento mezcla ejercicios de fuerza y cardio, creando sesiones completas y muy efectivas. Puedes hacerlo con tu propio peso o usando algo de resistencia. Y lo mejor: es apto para prácticamente todo el mundo. Desde principiantes, personas mayores, hasta quienes se están recuperando de una lesión.
Entre sus ejercicios más típicos encontrarás sentadillas sin salto, zancadas, planchas, flexiones o incluso burpees en versión suave. También se consideran HILIT actividades como la natación o el ciclismo, que son excelentes para el sistema cardiovascular sin sobrecargar tus articulaciones.
Uno de los mayores mitos que rodean esta disciplina es que, por ser de bajo impacto, es fácil. Nada más lejos de la realidad. Puedes hacer sesiones realmente duras y exigentes si así lo deseas. Todo depende del esfuerzo que pongas y de cómo diseñes tus entrenamientos.
Beneficios del entrenamiento HILIT
La gran ventaja del HILIT es que se adapta a ti, no al revés. Puedes ajustarlo según tu nivel, tus objetivos o tu estado físico del día. Y eso lo convierte en una alternativa ideal si quieres cuidarte, mejorar tu condición y evitar lesiones innecesarias.
¿El objetivo? Seguir avanzando en la integración del ejercicio en tu lifestyle, pero con cabeza. Porque entrenar fuerte no debería ser sinónimo de acabar roto. ¿Te animas a probarlo?
