Un arquitecto especializado en bienestar explica cómo refrescar una habitación en verano sin gastar luz: tres trucos sencillos que están arrasando
El calor nocturno en verano es una tortura que muchos conocen demasiado bien. Cuando el aire acondicionado no es una opción —ya sea por el bolsillo, por salud o simplemente porque no lo tienes—, las noches se convierten en una pelea constante con la almohada. Pero el arquitecto Leo Rogel, experto en diseño funcional y bienestar, ha dado con la fórmula para dormir fresco sin encender ni un solo aparato caro.
Y no, no se trata de magia ni de gadgets imposibles de conseguir. Sus trucos son caseros, baratos y sorprendentemente efectivos. Tanto, que se han convertido en tendencia durante este verano.
Trucos para dormir fresco en verano sin poner el aire acondicionado
El primero de ellos: pulverizar agua en la habitación antes de dormir. Con un simple atomizador puedes aumentar la humedad justo cuando el cuerpo lo necesita. Al evaporarse, el agua baja la temperatura del aire. No hace falta empapar nada, basta con unas pulverizaciones en puntos clave.
Segundo truco: la toalla húmeda delante del ventilador. Si no tienes nebulizador, moja una toalla, escúrrala y colócala justo detrás o delante del ventilador. El aire se refresca al pasar por la humedad del tejido. Esto imita el funcionamiento de un climatizador evaporativo pero sin gastar un euro.
Y el tercero: aprovechar el aire fresco nocturno. Coloca el ventilador junto a la ventana orientado hacia dentro. Así arrastra el aire exterior (más fresco) hacia el interior y ayuda a renovar el ambiente. Sencillo, pero muy eficaz.
Estos trucos, combinados con persianas bajadas durante el día, textiles ligeros y buena ventilación, pueden hacer maravillas en las noches más bochornosas. Porque dormir bien en verano no debería ser un lujo. Y como dice Rogel: “Cada grado cuenta”. Si puedes rascar aunque sea dos grados menos, tu cuerpo te lo va a agradecer cada mañana.