Las fantasías sexuales femeninas son un universo mucho más vivo, atrevido y variado de lo que muchas personas imaginan. No son “cosas raras”, no son excepciones y no son un secreto oscuro: son comunes, sanas y fundamentales para el deseo.
Lo dicen los estudios, lo confirman las noticias y encuestas y lo reconoce cualquier terapeuta sexual. Pero aun así… se hablan poco. Muy poco. Hoy desmontamos mitos, repasamos qué fantasean muchas mujeres en realidad y por qué tantas lo viven en silencio.
Lo que dicen los estudios sobre las fantasías femeninas más frecuentes
Según una encuesta de la Universidad de Montreal (2023), más del 90% de las mujeres adultas reconoce tener fantasías sexuales de forma regular. Sí, 9 de cada 10. La vida imaginaria femenina es poderosísima. ¿Qué aparece más en ese “top mental”?
• Dominación y sumisión consensuada. No es que quieran “algo oscuro”, es que les excita jugar con el poder.
• Sexo en lugares públicos o prohibidos. La adrenalina hace su trabajo.
• Encuentros con desconocidos. No es infidelidad imaginada; es el misterio lo que prende la chispa.
• Fantasías lésbicas o bisexuales. Muchas mujeres fantasean con otras mujeres sin que eso defina su orientación.
• Roleplay a lo grande. Desde escenas románticas de película hasta tramas más intensas. La imaginación no tiene límite.
Todo esto es normal… pero sigue siendo un tema casi clandestino.
¿Por qué no lo dicen en voz alta?
Aquí entra la parte incómoda. Según múltiples estudios, el silencio femenino tiene cuatro pilares:
• Miedo al juicio. “¿Qué va a pensar de mí?” es el freno número uno.
• Educación sexual inexistente. A muchas mujeres les enseñaron a callar antes que a desear.
• Culpa y autocensura. Algunas ni siquiera se permiten explorar su propia imaginación.
• Estereotipos de género. Ese cuento rancio de que “las chicas no piensan en sexo”.
El resultado: Fantasías intensas, vida sexual imaginaria rica… pero compartida con nadie.

Fantasear es sano y científicamente positivo
El Instituto Kinsey lo deja clarísimo: Las mujeres que fantasean con libertad suelen tener mayor satisfacción sexual, más autoestima y mejor bienestar emocional. La fantasía actúa como motor del deseo, reduce la ansiedad sexual, mejora la comunicación en pareja y ayuda a entender qué excita de verdad. Es decir: no solo es normal. Es recomendable.
Romper el tabú: el primer paso para una sexualidad real
Hablar de fantasías femeninas no implica realizarlas. No obliga a nada. No cambia a nadie. Simplemente abre la puerta a conocerse mejor.
Puede hacerse con la pareja, con un profesional… o con una misma. Pero la clave es dejar de tratarlas como un secreto incómodo.
Las fantasías no son un síntoma ni un problema. Son una parte íntima, creativa y legítima del deseo femenino. Y si el mundo deja de juzgarlas, quizá las mujeres puedan empezar a contarlas sin miedo.