Iván Romeo (Valladolid, 21 años) está a puntito de estallar. En su tercera temporada con Movistar, equipo al que renovó hasta 2028, este ciclista castellano afianza su estatus de futuro del pelotón español. Su 2024 acabó de oro, con el maillot arcoíris en la crono Sub‑23 en Zúrich, y este 2025 ha sido una auténtica declaración de intenciones: victoria en la Volta a la Comunitat Valenciana, otra en el Dauphiné –en fuga superando a leyendas como Van der Poel– y el título de campeón de España en Granada sobre la bicicleta. Ahora toca debutar en una grande y, ¡ojo!, lo hará en el Tour de Francia.
Iván no lo vende como un sueño, sino como un paso lógico de alguien que siempre ha trabajado con los pies en la tierra. “No pienso en ser este corredor, pienso en mejorar mañana y la semana que viene”, confesó en una charla reciente con AS. Lo suyo no es brillar de golpe, sino a fuego lento, con una progresión bien medida.
Iván Romeo, la gran promesa del Movistar
Ser el motor de su propio éxito pasa por entrenar duro y saber cuándo bajar al ruedo. “O vas al 100 % o te quedas en casa”, avisa. Su secretillo: mantiene los mismos números potentes del año anterior, pero ahora los saca en la cuarta o quinta hora de carrera o incluso repetidamente en el mismo día. Esa regularidad tan letal se forja con tiempo y kilómetros.
Movistar hizo bien en esperarlo. Mientras algunos jóvenes ya saquean victorias a los 19 o 20 años, Iván necesitaba estructura. “Empecé a entrenar con potenciómetro en júnior, y ahora gano carreras siendo joven”, señala con orgullo. La renovación refuerza esa confianza mutua: el equipo cree y él responde.

En su debut en la Grande Boucle, tendrá varios roles: arropar a Enric Mas, buscar su propia cuota de libertad en fugas y dejar huella en la crono de Caen. “Será mi primera crono del Tour y me va bien; quiero medirme con los mejores”, afirma ilusionado.
Además, tras una infancia marcada por escapadas con su padre al Tourmalet o Peyragudes —lugar donde esta temporada se disputará la cronoescalada—, llega a Lille con los nervios a flor de piel: “Es una locura que no termino de asumir”, admite.
Y esto no acaba en julio. A mitad de temporada sueña con estar en el Mundial de contrarreloj en Ruanda y seguir acumulando metas. Con casi 1,93 m, Iván combina potencia y versatilidad, además de un cierto “aura” de carisma que ya ha dejado ver en carrera.
Así aterriza Romeo al Tour: con hambre, actitud campeona y consciente de que está llamado a iluminar muchas más rutas de la Roja española. Veremos lo que hace en el Tour esta gran promesa del deporte español.