Cuando Sucker Punch lanzó Ghost of Tsushima, todos sabíamos que ahí había nacido algo grande. El juego se convirtió en una carta de amor al Japón medieval y en uno de los títulos más queridos de la era PS4.
Así que la secuela era cuestión de tiempo. Lo que no esperábamos es que el estudio decidiera dar un giro tan bestia con Ghost of Yōtei, llevándonos a un nuevo Japón, a otro siglo y con una protagonista que nada tiene que ver con Jin Sakai.
Atsu, la nueva fantasma
En vez de seguir la historia de Jin, Sucker Punch nos presenta a Atsu, una mujer marcada por la tragedia: su familia fue asesinada y solo vive por la venganza. Nada de clanes, honor ni grandes causas; aquí todo se reduce al odio, a la oscuridad y a una cuenta pendiente que la protagonista quiere saldar antes de quitarse la vida.

Una premisa cruda y directa que convierte a Ghost of Yōtei en una especie de tragedia clásica, mucho más íntima y amarga que la aventura original.
El escenario: un western japonés en Hokkaidō
El juego nos traslada a Ezo (actual Hokkaidō) en 1603, en plena transición al shogunato Tokugawa. Lejos de los centros políticos, este norte salvaje está lleno de montañas, nieve y bosques infinitos. Aquí conviven colonos y el pueblo Ainu, que empieza a ver cómo le arrebatan sus tierras.
La atmósfera recuerda más a un western nipón que a la épica samurái de Tsushima. Y como en la primera entrega, el entorno no es un simple decorado: el volcán Yōtei se convierte en un personaje más, un tótem que acompaña cada paso.
Un espectáculo visual
Si Tsushima ya era bonito, aquí Sucker Punch se ha pasado el juego. Paisajes oníricos, fauna salvaje, estaciones que cambian a cada rato… Montar a caballo por estos escenarios es como ver una película en tiempo real. La nieve, el viento, las bandadas de pájaros… todo está coreografiado para que el jugador se sienta parte de un sueño japonés.
Combate y progresión
El sistema de combate es más variado, con nuevas armas como la kusarigama o la yari, además de katanas dobles y arcos. El problema es que Atsu acaba siendo demasiado poderosa conforme desbloqueamos habilidades, lo que resta tensión a los enfrentamientos. Aun así, los duelos uno contra uno siguen siendo puro espectáculo.
Conclusión
Ghost of Yōtei es, sin duda, uno de los juegos más bellos de la generación. Una secuela valiente, que apuesta por un tono mucho más oscuro y personal.
Tiene algún fallo en la progresión y en la dificultad, pero lo compensa con un apartado artístico y narrativo que lo convierte en una experiencia única. Un viaje onírico al Japón feudal que merece la pena vivir de principio a fin.