La Fórmula 1 no deja de moverse. El campeonato más seguido del motorsport vive una época de cambios constantes, y Stefano Domenicali, su CEO, acaba de encender el debate con lo que él mismo llama una auténtica revolución.
¿La receta? más carreras al sprint, grandes premios más cortos y hasta parrillas invertidas. Ideas que ya han empezado a dividir a pilotos, equipos y aficionados.
Adiós a los libres eternos, hola a la acción inmediata
Domenicali no se mordió la lengua en sus declaraciones a Motorsport.com. Según él, los entrenamientos libres solo atraen a los más frikis de la técnica, pero al gran público lo que le engancha es la acción directa. “Un fin de semana al sprint genera más emoción”, comentó. Ahora mismo hay seis sprints en el calendario, pero la idea es que esa cifra aumente poco a poco, sin llegar al modelo de MotoGP (donde hay sprint en cada ronda).
Carreras más cortas para enganchar a los jóvenes
Otro punto caliente es la duración de los grandes premios. Domenicali cree que algunas carreras son demasiado largas para el público joven, acostumbrado a consumir contenido rápido y directo. Su propuesta pasa por GP más reducidos en tiempo, centrados en los momentos clave y con menos fases “muertas”.
No es un secreto que Liberty Media quiere conquistar a la generación TikTok, y esto podría ser una de las llaves. Aunque claro, aquí chocan dos mundos: los puristas que defienden la tradición de 300 km por carrera y los que piden un formato más ágil y televisivo.
Parrillas invertidas: el debate más loco

El punto más polémico de la “revolución” es, sin duda, la idea de aplicar parrillas invertidas, como ya ocurre en F2 y F3. Durante mucho tiempo los pilotos lo rechazaron de plano, pero según Domenicali, “en la última reunión varios dijeron: ¿por qué no probarlo?”.
Imagina a Verstappen, Leclerc o Norris arrancando desde atrás y remontando a contrarreloj. Sería un espectáculo brutal para el espectador, pero también una lotería que podría desvirtuar campeonatos.
Una F1 en plena mutación
La Fórmula 1 está en un momento dulce, con récords de audiencia y una parrilla cada vez más competitiva. Pero Domenicali insiste: “precisamente por eso no debemos dormirnos en los laureles”. Y su revolución apunta a sacudirlo todo.
Más emoción, más caos y formatos experimentales que podrían marcar un antes y un después. La pregunta es: ¿estamos ante el futuro de la F1 o ante un show que puede dinamitar su esencia?