María Branyas Morera, considerada la persona más longeva del mundo, ha fallecido a los 117 años, tal y como confirmó su familia el pasado martes.
María, quien ostentaba el título de la persona más anciana tras la muerte de la monja francesa Lucile Randon en 2022, dejó este mundo de la manera que siempre deseó: en paz, mientras dormía, y sin dolor.
En una publicación en la cuenta de X (anteriormente Twitter) de María, su familia compartió un emotivo mensaje: «María Branyas nos ha dejado. Se ha ido como quería: en su sueño, en paz, y sin dolor.»
En los días previos a su fallecimiento, María expresó a sus seres queridos: «No sé cuándo, pero muy pronto este largo viaje llegará a su fin. La muerte me encontrará desgastada por haber vivido tanto, pero quiero recibirla con una sonrisa, sintiéndome libre y satisfecha.»
La historia de María Branyas Morera
María Branyas Morera nació en San Francisco, California, el 4 de marzo de 1907, antes de que su familia regresara a España cuando ella era aún una niña.
Sería en este país donde viviría numerosos eventos históricos, entre ellos la Guerra Civil Española, de la cual guardaba «muy malos recuerdos», como mencionó en su cuenta de X, donde era conocida como “La Superabuela catalana”.
A pesar de su avanzada edad, como comenta su familia, María mantenía una sorprendente claridad mental y recordaba con detalle eventos ocurridos cuando tenía tan solo cuatro años.
Además, nunca tuvo ninguna enfermedad cardiovascular; de ahí que los médicos que la trataran pusieran a su buena genética como el gran culpable de su longevidad, y de que varios miembros de su familia superaran los 90 años.
Orden, tranquilidad, naturaleza, estabilidad emocional, positividad, familia y amigos, el éxito para llegar a viejo
En sus reflexiones sobre su longevidad, María atribuía su larga vida a un conjunto de factores que incluyen «orden, tranquilidad, buena conexión con la familia y amigos, contacto con la naturaleza, estabilidad emocional, ausencia de preocupaciones y arrepentimientos, mucha positividad y alejarse de personas tóxicas».
Estos principios, según ella, le permitieron vivir una vida plena y satisfactoria, enfrentando las adversidades con una mentalidad positiva.
Con la muerte de María, el título de la persona más longeva del mundo pasa ahora a Tomiko Itooka, una japonesa de 116 años.
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