Cuando hablamos del Papa, muchos pueden imaginar que, por el peso de su cargo, tiene un sueldo como cualquier alto cargo institucional. Pero lo cierto es que el Papa no cobra un salario como tal. Su función está considerada como una misión espiritual, no como un trabajo al uso. Es decir, no tiene nómina.
El propio Francisco, en una charla con Jordi Évole, lo dejó claro cuando le preguntaron sobre su sueldo: “A mí no me pagan nada”, dijo sin rodeos. Y explicó que, si necesita comprarse algo tan básico como unos zapatos, simplemente lo pide. Todos sus gastos —desde ropa hasta viajes— corren a cuenta del Vaticano.
El sueldo del Papa de Roma
Eso sí, el Papa no está desprovisto de recursos. Tiene acceso a los fondos del Vaticano para cubrir sus necesidades, y también se nutre del Óbolo de San Pedro, una colecta voluntaria que hacen los fieles de todo el mundo y que se destina a causas benéficas, proyectos sociales y a sostener el trabajo de la Iglesia. Es una de las fuentes principales que financian la labor caritativa del Papa.
Algunos informes mencionan que podría tener a su disposición una pequeña cantidad mensual para gastos personales, que rondaría entre los 2.500 y 3.000 euros. Pero no se trata de un sueldo fijo ni público, y además Francisco ha sido muy discreto en lo personal: desde que fue elegido en 2013, renunció a vivir en el Palacio Apostólico y se instaló en la Casa Santa Marta, un lugar más modesto dentro del Vaticano. Lo que fue noticia.

¿Y qué pasa cuando un Papa deja el cargo? Como vimos con Benedicto XVI, el Vaticano sigue cubriendo todos sus gastos y le garantiza una pensión vitalicia. Así fue hasta su fallecimiento en 2022, cuando vivía en el Monasterio Mater Ecclesiae tras su renuncia.
En resumen, el Papa no cobra como un jefe de Estado, pero vive sin preocuparse por el dinero, porque todo está gestionado por la Iglesia y apoyado, en buena parte, por la generosidad de los fieles.