Uno de los superpoderes que nos gustaría tener a todo el mundo es el de ser capaz de detectar cada vez que alguien nos miente.
Pues bien, la ciencia lleva mucho tiempo investigando las pistas que inevitablemente van dejando los mentirosos con sus gestos al mentir en busca de patrones que permitan detectar cuando alguien está faltando deliberadamente a la verdad.
Un asunto de lo más interesante que va a centrar nuestra atención en las próximas líneas, por lo que te invitamos a leerlas. Antes que nada, recuerda: identificar a un mentiroso requiere observar cambios en su comportamiento habitual más que gestos aislados.
Señales corporales que alertan de una mentira
Tal y como se ha podido demostrar, el cuerpo de quienes recurren a la mentira como estilo de vida, suele delatarles inconscientemente. Por ejemplo:
- Rigidez corporal o “efecto estatua”: Cuando una persona está mintiendo, tiende a quedarse inmóvil, evitando gesticular para no revelar más información de la necesaria.
- Posición de huida: El cuerpo puede orientarse hacia una salida, como si estuviera listo para escapar de la situación.
- Protección con objetos: Colocar barreras físicas, como cruzar los brazos o sostener un objeto frente al torso, puede ser una forma inconsciente de ocultarse.
El mito del contacto visual
En contraposición a lo que muchos creen, evitar el contacto visual no siempre indica una mentira. De hecho, los mentirosos experimentados, como los estafadores, suelen mantener miradas constantes para comprobar si están siendo creídos. Esto pone de manifiesto que el contexto y la intención son claves en la interpretación del lenguaje no verbal.
Microexpresiones: un vistazo a las emociones reales
Las microexpresiones son activaciones musculares breves que reflejan emociones genuinas, aunque el interlocutor intente ocultarlas.
Estas pueden durar menos de un cuarto de segundo, pero con práctica es posible reconocerlas. Una sonrisa falsa o una breve expresión de enojo pueden desvelar contradicciones entre las palabras y los sentimientos reales.
Cambios en el comportamiento habitual
Las más recientes investigaciones al respecto resaltan que más importante que un gesto puntual es identificar lo que la persona deja de hacer. Por ejemplo, alguien que habitualmente gesticula al hablar puede reducir o eliminar esos movimientos cuando miente, ya que el cerebro está demasiado ocupado fabricando la mentira.
El lenguaje corporal es una herramienta valiosa, pero no infalible. Para detectar una mentira, es esencial analizar el contexto, las microexpresiones y los cambios en el comportamiento habitual. Eso sí, con observación y práctica, estas señales pueden ayudarnos a descubrir qué hay de verdad detrás de las palabras.
