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Cómo conseguir que tu novia o mujer quiera ser hotwife

por diego
mujer hotwife

Hablar de hotwifing no es cosa menor. No es un “truco”, no es magia negra y, desde luego, no es algo que puedas imponer o “convencer” a la fuerza. Si has llegado hasta aquí buscando “cómo hacer que tu novia sea hotwife”, lo primero es resetear el planteamiento: esto solo funciona si a ella también le apetece, le excita y lo vive desde la libertad absoluta.

Ahora bien, si ambos sois una pareja curiosa, abierta a fantasías y con mucha comunicación, el hotwifing puede convertirse en un juego sexual extremadamente estimulante. Siempre desde el respeto, siempre desde el consentimiento y siempre desde la comunicación brutalmente honesta.

Aquí va una guía clara, directa y sin tecnicismos para entender cómo se llega a ese punto para no perder a la pareja en el intento.

novia hotwife

¿Qué es exactamente una hotwife?

En pocas palabras: una mujer en una relación comprometida que, con total libertad y con pleno acuerdo de su pareja, mantiene encuentros sexuales con otros hombres.

No es infidelidad, no es engaño y no es un “truco” para arreglar una relación. Es una dinámica consensuada dentro del poliamor o del sexo no monógamo. Si ambos no estáis en la misma página, olvídalo.

Paso 1: Hablad sin filtros

Nada de indirectas. Nada de presionar. Si este tema te interesa, dilo sin rodeos, pero desde el deseo, no desde la necesidad:

• “Me excita la idea de verte deseada por otros”.
• “Es una fantasía sexual que me gustaría compartir contigo”.
• “No quiero que lo hagamos si tú no lo sientes”.

La clave: seguridad emocional para ambos. Si ella se siente juzgada, presionada o confundida, no habrá hotwife ni ahora ni nunca. Mucha mano izquierda en este paso.

Paso 2: Investigar juntos

Antes de pensar en terceros, tocáis informarse. No hace falta volverse académicos: vídeos, podcasts, foros de pareja abierta, testimonios reales…

El objetivo es saber si a ella le excita de verdad o simplemente está intentando agradarte. Si es lo segundo: frena. Si es lo primero: seguimos avanzando.

Paso 3: Establecer reglas claras (y revisarlas)

Sin reglas no hay libertad, hay caos. Y en el hotwifing, el caos es veneno. Hablamos de cosas como:

• límites físicos (qué sí, qué no)
• uso de protección siempre
• si tú participas, miras o no estás presente
• cómo avisar, cómo comunicar y cómo contarlo después
• qué hacer si alguien se siente mal

Todo esto se negocia, se escribe y se revisa. Las reglas deben ser cómodas para los dos.

Paso 4: Empezar despacio

La primera vez no es un maratón. Hay parejas que empiezan con:

• fantasear,
• sexting compartido,
• enviar fotos,
• juegos de rol,
• contenido erótico creado por ella,
• quedar con alguien solo para tomar algo.

La progresión la marca su deseo, no tu prisa. A muchos ya les da morbo que la cosa quede ahí. Así que si os vale, no tiene por qué ir a más.

Paso 5: Gestión del aftercare

Esto es imprescindible. Después de cada experiencia, toca:
• hablar,
• cuidaros,
• entender cómo se ha sentido cada uno,
• ajustar límites,
• reforzar la confianza.

Si la experiencia se vive como un entretenimiento que fortalece la relación, no como una amenaza, vais por el camino correcto.

Ahora viene la verdad incómoda: No todas las parejas sirven para esto. No todas las mujeres quieren ser hotwife. Y no pasa absolutamente nada.

Si ella dice que no, la conversación termina ahí. Si dice que sí, el camino puede ser increíble… siempre que esté guiado por el respeto, el consentimiento y la complicidad.

No se trata de “convertir a tu novia en hotwife” como quien instala una app. Se trata de crear un espacio seguro donde ambos podáis explorar una fantasía adulta, con las reglas claras y el deseo alineado. Si eso se da… bienvenidos al nivel experto del juego en pareja.

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