diego

Uno de los superpoderes que nos gustaría tener a todo el mundo es el de ser capaz de detectar cada vez que alguien nos miente.

Pues bien, la ciencia lleva mucho tiempo investigando las pistas que inevitablemente van dejando los mentirosos con sus gestos al mentir en busca de patrones que permitan detectar cuando alguien está faltando deliberadamente a la verdad.

Un asunto de lo más interesante que va a centrar nuestra atención en las próximas líneas, por lo que te invitamos a leerlas. Antes que nada, recuerda: identificar a un mentiroso requiere observar cambios en su comportamiento habitual más que gestos aislados.

Señales corporales que alertan de una mentira

Tal y como se ha podido demostrar, el cuerpo de quienes recurren a la mentira como estilo de vida, suele delatarles inconscientemente. Por ejemplo:

• Rigidez corporal o “efecto estatua”: Cuando una persona está mintiendo, tiende a quedarse inmóvil, evitando gesticular para no revelar más información de la necesaria.
• Posición de huida: El cuerpo puede orientarse hacia una salida, como si estuviera listo para escapar de la situación.
• Protección con objetos: Colocar barreras físicas, como cruzar los brazos o sostener un objeto frente al torso, puede ser una forma inconsciente de ocultarse.

El mito del contacto visual

En contraposición a lo que muchos creen, evitar el contacto visual no siempre indica una mentira. De hecho, los mentirosos experimentados, como los estafadores, suelen mantener miradas constantes para comprobar si están siendo creídos. Esto pone de manifiesto que el contexto y la intención son claves en la interpretación del lenguaje no verbal.

Microexpresiones: un vistazo a las emociones reales

Las microexpresiones son activaciones musculares breves que reflejan emociones genuinas, aunque el interlocutor intente ocultarlas.

Estas pueden durar menos de un cuarto de segundo, pero con práctica es posible reconocerlas. Una sonrisa falsa o una breve expresión de enojo pueden desvelar contradicciones entre las palabras y los sentimientos reales.

Cambios en el comportamiento habitual

Las más recientes investigaciones al respecto resaltan que más importante que un gesto puntual es identificar lo que la persona deja de hacer. Por ejemplo, alguien que habitualmente gesticula al hablar puede reducir o eliminar esos movimientos cuando miente, ya que el cerebro está demasiado ocupado fabricando la mentira.

El lenguaje corporal es una herramienta valiosa, pero no infalible. Para detectar una mentira, es esencial analizar el contexto, las microexpresiones y los cambios en el comportamiento habitual. Eso sí, con observación y práctica, estas señales pueden ayudarnos a descubrir qué hay de verdad detrás de las palabras.

Tatuarse la piel implica algún grado de dolor que varía según la zona del cuerpo, dependiendo de factores como el grosor de la piel, la cantidad de terminaciones nerviosas y la presencia de huesos cercanos.

La diferencia entre las zonas donde más duele hacerse un tatuaje y las menos, es enorme, por lo que si estás pensando en hacerte un tatuaje nuevo y quieres saber qué áreas del cuerpo son más sensibles y cuáles son más soportables, sigue leyendo.

Zonas donde más duele tatuarse

Las áreas más dolorosas suelen ser aquellas con piel fina, poca grasa y mayor cantidad de nervios. Entre las más sensibles destacan:

• Cabeza y cuello: La proximidad al hueso y la falta de tejido graso hacen que el dolor sea intenso; de ahí que solo se tatúen en estas áreas aquellas personas con muchos tatuajes y que han convertido el tattoo en su estilo de vida.
• Orejas y labios: Estas áreas tienen muchas terminaciones nerviosas, lo que las convierte en puntos altamente sensibles.
• Axilas: No solo la piel es fina, sino que la postura requerida para tatuar esta zona puede ser incómoda.
• Costillas y abdomen: La caja torácica amplifica la sensación de la aguja debido al movimiento constante de la respiración.
• Genitales y glúteos: La sensibilidad extrema de estas áreas las convierte en unas de las más dolorosas.
• Interior de los muslos y bíceps: Estas zonas son muy delicadas debido a la cantidad de terminaciones nerviosas.
• Manos, dedos y pies: La piel delgada y los huesos prominentes aumentan la incomodidad en estas áreas.

Zonas menos dolorosas para tatuarse

Si prefieres minimizar el dolor, hay partes del cuerpo más tolerables para un primer tatuaje:

• Hombros y parte alta de la espalda: La piel es más gruesa y tiene menos terminaciones nerviosas.
• Parte delantera de los muslos y gemelos: Estas áreas cuentan con una buena cantidad de grasa que reduce el impacto de la aguja.
• Brazos, antebrazos y muñecas: Son zonas comunes para tatuajes iniciales debido a la baja intensidad del dolor.

En el caso de que sea tu primera vez, te recomendamos optar por una zona menos sensible para familiarizarte con la experiencia. Recuerda, el dolor es temporal, pero el tatuaje será para siempre.