La Generación Z no solo ha llegado para cambiar la forma en que usamos la tecnología o consumimos contenido: también está revolucionando el mundo de las citas.
Si antes el perfume caro o la ropa llamativa eran armas casi obligatorias para seducir, hoy ese escenario está completamente patas arriba. Esta nueva generación ha dado paso a una forma de ligar más lenta, auténtica y centrada en la conexión emocional real.
La nueva forma de ligar de los más jóvenes
Se acabaron los clichés del ligue clásico. Los jóvenes nacidos entre mediados de los 90 y principios de los 2010 buscan mucho más que una cara bonita o un perfil editado en redes sociales. Lo suyo es el slow dating: una manera de conocerse sin prisa, priorizando la confianza, la comunicación y el bienestar compartido.
Y es que la Generación Z se aleja del postureo y las interacciones superficiales. De hecho, aunque podría parecer que, siendo nativos digitales, las apps de citas son su canal favorito, no es así. Cada vez más, prefieren conocerse en entornos naturales, donde la espontaneidad y los intereses comunes afloren sin filtros. ¿Y cuál es su lugar predilecto para hacerlo? El deporte.
Los gimnasios, las clases de yoga, las rutas de senderismo, el pádel o la escalada son el nuevo “bar de copas” de las generaciones anteriores. Es allí donde surgen muchas de sus historias. Porque para ellos, una buena cita no tiene por qué incluir cenas caras o planes forzados, sino más bien una actividad divertida, que fomente el movimiento, las risas y, sobre todo, que les permita ser ellos mismos.
Esta apuesta por una vida sana y por relaciones más honestas marca una diferencia clara con generaciones anteriores. En la Gen Z, ligar ya no es impresionar, es conectar. Y si es con ropa cómoda y después de una sesión de cardio, mejor.
