¿Quién necesita a Mario cuando Donkey Kong se marca un regreso tan épico como este? Donkey Kong Bananza, el nuevo juegazo exclusivo de Nintendo Switch 2, ha aterrizado con puñetazos, bananas doradas y toneladas de carisma para hacerse con el trono del lanzamiento más salvaje del año.
Tras probarlo durante más de tres horas, solo podemos decir una cosa: esto no es un simple juego de plataformas, es un festival de destrucción creativa.
Y ojo, no hablamos de machacar botones sin ton ni son. Aquí la fuerza bruta es pura estrategia: si no puedes avanzar por la ruta clásica, pues te abres camino a base de mamporros. ¿Muro de acero? Pues se revienta el suelo. ¿Zona oculta? Cavamos hasta dar con ella. Porque en Bananza todo se puede romper, descubrir y reventar.
Reseña del Donkey Kong Bananza
El nivel de interactividad es brutal, con escenarios que se modifican en tiempo real y secretos por todas partes. Cada partida es una experiencia distinta. La fórmula recuerda a lo mejor de Super Mario Odyssey, pero con el toque rudo y tropical de DK. Y para rematar, Pauline se convierte en compañera de aventuras, con una evolución de personaje que nos ha encantado.

Lo que más engancha, sin embargo, es el frenesí del oro. El juego juega con esa sensación de fiebre minera, donde cada golpe puede ser una recompensa. El sistema de mejoras con bananas doradas, las transformaciones como Mega Kong o DK pájaro, y los biomas que esconden sus propios retos, convierten a Bananza en una montaña rusa de exploración.
¿Pegas? Algunas. La cámara a veces va justa bajo tierra y se notan ciertos tirones gráficos. Pero nada que empañe una experiencia que, sinceramente, nos ha devuelto la ilusión por Donkey Kong como héroe principal.
En definitiva, Donkey Kong Bananza es lo que Nintendo necesitaba para dejar claro que Switch 2 viene con ganas de guerra. Una propuesta fresca, gamberra, bien diseñada y con alma de clásico. Así que sí, si lo tuyo son las plataformas de entretenimiento con personalidad y adrenalina… prepárate para gritar bien fuerte: ¡BA-NA-NAA!