Jugado, queda claro que Análisis de Doom: The Dark Ages, la nueva joya de Bethesda llega para sacudir la saga con un giro inesperado: menos parkour y más mamporros medievales. Olvídate de los saltos dobles y las acrobacias de Doom Eternal; aquí, el Slayer se convierte en un tanque de guerra con escudo en mano y maza al cinto. Un Slayer más bruto que nunca.
Esta entrega nos transporta a un mundo tecno-medieval donde el Slayer es la última esperanza contra la invasión demoníaca. El combate se centra en el cuerpo a cuerpo, con un sistema de parry que te obliga a medir cada movimiento. No es solo apretar el gatillo; ahora hay que saber cuándo bloquear, cuándo contraatacar y cómo usar el escudo para desviar ataques enemigos.
Armas con sabor a Edad Media
El arsenal ha sido adaptado al nuevo entorno: la Superescopeta sigue presente, pero ahora comparte protagonismo con armas como el Mangual y la Maza del Terror. Estas herramientas no solo infligen daño, sino que también permiten recuperar recursos y activar habilidades especiales tras un parry exitoso.
Gráficos y rendimiento: luces y sombras
En cuanto al apartado técnico, Doom: The Dark Ages brilla con escenarios amplios y detallados. Sin embargo, hay diferencias entre plataformas: la versión de Xbox Series X ofrece un rendimiento más estable, mientras que en PS5 Pro se aprecian caídas de frames en momentos de alta intensidad. Aun así, el juego mantiene una experiencia fluida en general.
Sonido que retumba
La banda sonora de esta joya del entretenimiento, compuesta por Finishing Move, mantiene el espíritu metalero de la saga, acompañando perfectamente la acción sin eclipsarla. Además, el juego llega doblado al castellano, lo que se agradece para una mayor inmersión.
Si eres fan de la saga y buscas una experiencia fresca, Doom: The Dark Ages ofrece una jugabilidad más táctica y visceral. Aunque se echa en falta un modo multijugador, la campaña de 22 niveles promete horas de acción intensa. Eso sí, prepárate para adaptarte a un ritmo de combate más pausado y estratégico.
En definitiva, Doom: The Dark Ages es una apuesta valiente que reinventa la fórmula sin perder su esencia. Una entrega que, sin duda, dejará huella en la franquicia.
