¿Te has metido en el lío de preparar unas oposiciones o lanzarte a un doctorado? Bienvenido al club de los valientes (o inconscientes, depende del día). Que no cunda el pánico: sí, vas a sudar la gota gorda, pero con un par de trucos bien aplicados, podrás mantener la cabeza en su sitio, la motivación a tope y el insomnio a raya. Apunta bien porque esto no te lo cuentan en las academias.
Consejos para superar unas oposiciones o un doctorado sin morir en el intento
Primero, no te encierres en tu cueva. Ni Gandalf estudiaría solo para siempre. Rory Lambe, un crack de Trinity College Dublín, lo dejó clarísimo: hablar con otros pringaos como tú ayuda a quitar hierro al asunto y a reírse (o llorar) de los dramas académicos. La ciencia le da la razón: la Universidad de Michigan comprobó que tener colegas con los que quejarse reduce la ansiedad casi a la mitad. Así que WhatsApp, cafés o paseítos para rajar del temario son obligatorios.
Segundo mandamiento: separa trabajo de descanso como si fueran cuñados que no se soportan. Sí, a veces toca darle caña un sábado, pero que no se convierta en costumbre. Sabine Sonnentag y Charlotte Fritz, expertas en estrés (y en cómo evitarlo), confirman que desconectar de verdad baja tu cortisol y te recarga las pilas. Rory asegura que organizar su rutina y practicar mindfulness fue su salvavidas para no trabajar a lo loco ni quedarse frito frente al ordenador a las 3 de la mañana.
Tercer truco: celebra cada mini-victoria. Si solo piensas en el examen final o en la defensa de la tesis, te va a dar un parraque de ansiedad. Divide y vencerás: marcar hitos chiquitos (un tema estudiado, un capítulo redactado) te sube la moral y le da a tu cerebro su dosis de dopamina, esa droga legal que te hace sentir invencible.

Por último y no menos importante: disfruta, que no todo es calvario. Vale, igual ahora maldices cada folio y cada bibliografía infinita, pero todo lo que estudias es oro puro para tu futuro. La Teoría de la Autodeterminación lo explica clarito: cambiar el chip de “tengo que” por “quiero” multiplica tu motivación. Piensa que no estás solo estudiando; te estás construyendo un futuro de cracks.
En resumen: no te aísles, respira fuera del escritorio, date palmaditas en la espalda por cada logro y recuerda por qué empezaste. Las oposiciones o el doctorado no te van a comer… siempre que sepas saborearlos tú primero.