Una cosa es que el golf sea un deporte exigente. Otra, que se convierta en una ruleta rusa por culpa del barro. Eso es, más o menos, lo que pasó este jueves en la primera jornada del PGA Championship en Quail Hollow, donde dos de los mejores golfistas del mundo —Scottie Scheffler y Xander Schauffele— terminaron en el agua… desde el centro de la calle. Sí, has leído bien: desde el centro de la calle.
Lo que debería haber sido una salida de manual en el hoyo 16 acabó en doble bogey para ambos. Y claro, como era de esperar, se armó revuelo. El culpable de fondo: la decisión de la organización del torneo de no permitir levantar, limpiar y recolocar la bola a pesar de las condiciones del campo. Un campo que, con el barro pegándose a las bolas como si fuera chicle, estaba complicando más de la cuenta la vida a los jugadores.
El debate sobre marcar bola en campo embarrado
“Es un poco estúpido”, soltó sin rodeos Schauffele, visiblemente frustrado. Y no es para menos: apuntó a un sitio, la bola se desvió por culpa del barro y acabó en el agua. Y eso que hablamos del número tres del mundo. “No hay ninguna ventaja en marcar la bola. Estás en la calle y es un 50/50”, añadió.
Scheffler, algo más contenido, tiró de ironía. “Salí el primero en el siguiente hoyo después de hacer un doble bogey. Eso probablemente no vuelva a pasarme en mi carrera”, dijo entre risas. Pero también dejó claro que, para él, el barro le costó dos golpes que no deberían haber existido. “No deberías ser castigado por poner la bola en la calle”, sentenció.
La guinda: Rory McIlroy, que completaba el grupo, también se llevó un doble bogey en ese hoyo maldito, aunque sin mojarse.
El PGA arranca así con el pie izquierdo, generando un debate que ya corre como la pólvora entre jugadores, medios y aficionados: ¿Debería la PGA haber permitido levantar bola en un campo tan embarrado? Si lo que se busca en un ‘major’ es el test más puro del golf, como pide Scheffler, parece que esta vez el barro embarró más de lo necesario.
