Aunque el rimming, o como toda la vida se ha llamado beso negro, o, directamente, “comer culo” es más viejo que el hilo negro, escuchando a mucha gente hoy pareciera que se trata de una práctica sexual de moda.
Ni falta hace decir que esta existe desde que el hombre y la mujer existen y se lanzaron a explorar su sexualidad como una parte vital más y una enorme fuente de placer y conexión con la pareja.
Lo que sí es nuevo son las combinaciones regladas de movimientos o gestos y, por supuesto, la nomenclatura que se le pone a estos. Por ejemplo, la sandía, como se le llama ahora al acto de recrearse, degustando los genitales y el ano a la pareja, yendo del primero al segundo y del segundo al primero.
Algo que, parece, muchas parejas han descubierto que este entretenimiento les proporciona un placer inusitado. A algunos el hacerlo, a otros que se lo hagan y a algunos tanto dar como recibir esta sucesión de viajes a través del canal perianal.
Una práctica que, sin ponerle nombre, venían realizando desde tiempos inmemoriales muchas parejas LGTBI y que recientemente parecen haber descubierto e integrado a su catálogo de prácticas de pareja muchos heteros, como parte de su viaje por la exploración sexual y placentera.
La sandía… o el rimming mejorado
Porque no. La sandía no es algo que los jóvenes hayan descubierto y puesto de moda. Se practica en todo tipo de parejas y de todas las edades. De hecho, como cualquier otra práctica sexual, es recomendable ponerla en práctica al menos en una ocasión para conocer en primera persona si es para nosotros… o nuestra pareja.
Así que ya lo sabes, si eres de lo que les gusta innovar y no tienes prejuicios, lleva tu beso negro al siguiente nivel incorporando nuevas pasadas en tus sesiones de sexo oral.
