Cuando nos metemos en la cocina, elegir una buena sartén puede marcar la diferencia entre un plato mediocre y uno delicioso. Hoy en día existen tantos tipos de sartenes que es fácil perderse entre materiales, tamaños y usos. ¿Cuál es la mejor para ti? Vamos a repasar las principales opciones para que puedas elegir con criterio y aciertes seguro.
Diferentes tipos de sartenes para cada necesidad

Los tipos de sartenes domésticas y para el día a día que se pueden comprar en la actualidad son:
Sartenes antiadherentes
Son las más comunes y prácticas para el día a día. Ideales para cocinar con poco aceite y perfectas para tortillas, pescados o verduras. Eso sí, hay que tratarlas con mimo: usa utensilios de silicona o madera para no rayar la superficie.
Sartenes de acero inoxidable
Si te gusta cocinar a fuego fuerte y conseguir un buen sellado en carnes, este material es para ti. Son resistentes, duraderas y, aunque requieren un poco más de práctica para evitar que se pegue la comida, los resultados son espectaculares.
Sartenes de hierro fundido
Las favoritas de los cocineros más tradicionales. Pesadas, sí, pero insuperables para guisos, carnes o cocciones largas. Además, si las cuidas bien, te durarán toda la vida. Eso sí, recuerda que hay que curarlas para que mantengan su antiadherencia natural.
Sartenes de cerámica
Una opción más ecológica y libre de tóxicos. Son antiadherentes de forma natural, pero suelen ser algo más delicadas que las tradicionales. Ideales para salteados rápidos o preparaciones ligeras.
Sartenes de titanio
Para quienes buscan la máxima durabilidad y ligereza. Resisten muy bien los arañazos y permiten cocinar casi sin aceite, aunque suelen ser un poco más caras.
Como ves, no existe la sartén perfecta para todo. Depende de lo que cocines más a menudo, de tu paciencia para cuidar los materiales y del presupuesto que quieras invertir.
Lo ideal es tener al menos un par de tipos de sartenes diferentes en casa: una para el uso diario y otra para esos platos especiales que requieren algo más de técnica. ¡Tu cocina (y tu paladar) lo notarán!