El panorama militar global está dando un giro que hace tiempo parecía impensable. Y es que, según ha advertido el Pentágono, China podría destruir toda la flota de portaaviones de Estados Unidos en solo 20 minutos si estallara un conflicto directo. Una frase que no solo suena contundente, sino que está generando preocupación en todos los niveles estratégicos del país.
Estados Unidos tiene 11 portaaviones operativos, piezas clave para proyectar su poder por el mundo. Son auténticas ciudades flotantes, pero también objetivos de alto valor.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha asegurado que los misiles hipersónicos chinos son capaces de inutilizarlos todos en apenas unos minutos. El motivo es claro: China ha invertido durante años en desarrollar un arsenal pensado específicamente para contrarrestar la influencia militar estadounidense.
China supera a EE UU como primera potencia militar mundial
Lo más alarmante no es solo la capacidad destructiva de estos misiles, sino que, según el propio Hegseth, Estados Unidos ha “perdido” en todos los simulacros de guerra contra China realizados por el propio Pentágono. Esto pone de relieve una realidad incómoda: el país está siendo superado tecnológicamente por un rival que avanza sin pausas.
China ha dado muestras recientes de su poder. En septiembre de 2024 realizó una prueba de misil balístico intercontinental en el Pacífico, algo que no hacía desde hace más de 40 años. Los expertos coinciden: no se trató de un simple ensayo técnico, sino de una advertencia en toda regla a Estados Unidos y sus aliados.

Con la armada más numerosa del mundo, una fuerza aérea modernizada y un presupuesto militar que solo es superado por el de EE. UU., China ya no juega a ponerse al día: juega a liderar. Y si la tendencia continúa, será difícil ignorar que el equilibrio de poder mundial está cambiando… y más rápido de lo que muchos imaginaban y cuentan las noticias.
El gobierno estadounidense es consciente de la superioridad militar china y no realizará movimientos que no le interesen. Una prueba más que da alas a los que hablan abiertamente de un cambio de hegemonía mundial, claramente desnivelado hacia el lado del gigante asiático. Veremos cómo hace valer su nuevo poder… y papel en el mundo.