Las consecuencias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China han vuelto a golpear donde más duele: el bolsillo del consumidor. Esta vez, el foco está en uno de los productos más deseados (y más caros) del mundo: el iPhone.
El expresidente Donald Trump ha decidido subir los aranceles a las importaciones chinas hasta un 54 %, una medida que podría traducirse en una fuerte subida de precios para los dispositivos de Apple.
Y es que casi todos los iPhones —más de 200 millones al año— se ensamblan en China. Con este nuevo escenario, Apple se enfrenta a una decisión incómoda: asumir los costes o trasladarlos directamente al comprador.
El precio del nuevo iPhone 16
Según las primeras estimaciones, si optan por lo segundo, el iPhone más avanzado podría llegar a costar hasta 2.300 dólares. Incluso la versión más básica, el iPhone 16e, pasaría de 600 a 858 dólares. Una subida del 43 % en plena época de inflación.
La compañía, por ahora, guarda silencio. Pero el golpe ya se nota en la bolsa: Apple ha perdido más de un 14 % de su valor en apenas dos días. Y no es para menos. Muchos expertos ven esta decisión como un “tiro en el pie”, ya que un aumento tan brusco podría enfriar las ventas justo cuando el consumo atraviesa uno de sus momentos más delicados.
Trump insiste en su idea de “fabricar en casa”, pero los analistas coinciden: producir en EE.UU. no es viable sin enormes subvenciones. Ni la mano de obra ni la infraestructura están listas para algo así.
¿El resultado? Un panorama incierto. Apple esperará, quizá hasta el lanzamiento del iPhone 17, para tomar decisiones. Pero si nada cambia, el próximo iPhone podría marcar un antes y un después… también en tu tarjeta de crédito. Veremos si sigue siendo tendencia.
