En los últimos años, se ha popularizado el uso de términos despectivos para referirse a personas migrantes, evidenciando cómo el lenguaje se convierte en una herramienta de discriminación.
Expresiones como “jovenlandeses“, “los que no comen jamón“, “pelobrócoli” o “segarro, amego“, no solo refuerzan estereotipos, sino que también fomentan un discurso de odio hacia comunidades específicas.
Términos despectivos hacia la inmigración que se han puesto de moda

Algunos de los neologismos que más se repiten en las redes entre los partidarios de acabar con la inmigración y se han convertido en tendencia son:
“Jovenlandeses”: la ironía como arma de criminalización
El término “jovenlandeses” ha ganado notoriedad en redes sociales y discursos políticos. Se utiliza para referirse de forma irónica a jóvenes extranjeros, insinuando que los medios ocultan su nacionalidad al informar sobre delitos. Aunque nació en espacios digitales, su adopción por partidos como Vox demuestra cómo el discurso xenófobo puede normalizarse en el ámbito político.
“Los que no comen jamón”: prejuicio religioso disfrazado de eufemismo
Otra expresión recurrente es “los que no comen jamón”, una referencia indirecta a personas musulmanas. Este término intenta generalizar y deshumanizar a las comunidades que profesan el islam, evitando mencionar directamente su religión u origen. Además, nombres como “Mohamed” se emplean de manera peyorativa, reforzando estigmas culturales y religiosos.
“Segarro, amego”: el racismo disfrazado de humor
La frase “segarro, amego” [sic] pretende imitar el acento de personas marroquíes para ridiculizarlas y asociarlas con actos delictivos, como el robo. Aunque algunos lo presentan como un comentario “cómico”, perpetúa estereotipos racistas que criminalizan a los migrantes y refuerzan prejuicios hacia comunidades específicas.
“Pelobrócoli” o “pagapensiones”, son otros dos claros ejemplos de términos despectivos que se usan para referirse a los jóvenes originarios de África que llegan a España.
El impacto del lenguaje en la percepción social
El uso de estos términos no es inofensivo. Más allá del humor o la ironía, contribuyen a crear un clima de rechazo y discriminación hacia las personas migrantes. Además, su difusión en redes sociales y su incorporación en discursos políticos amplifican su impacto, normalizando la xenofobia en el imaginario colectivo.
Es fundamental reflexionar sobre el poder del lenguaje y trabajar para desactivar estos discursos, promoviendo una comunicación inclusiva y respetuosa que no perpetúe estigmas ni divisiones sociales.