El fútbol, que debería ser un espacio de unión y entretenimiento, se ha visto empañado una vez más por actos lamentables y que pueden poner en tela de juicio la disputa de las próximas ediciones de la Supercopa en Arabia Saudí.
Durante la semifinal de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Mallorca, celebrada en el país árabe, varias aficionadas mallorquinistas denunciaron haber sufrido acoso sexual por parte de seguidores locales.
Este incidente pone nuevamente en el punto de mira la decisión de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) de llevar esta competición a un país señalado por vulneraciones sistemáticas de derechos humanos.
Denuncias de toqueteos y fotografías sin consentimiento en Arabia Saudí
Según informaron medios como IB3 y la Cadena COPE, tras la derrota del Mallorca, las aficionadas del equipo balear fueron objeto de burlas, acoso y comportamientos invasivos. Testigos relataron que algunas mujeres sufrieron toqueteos y que les tomaron fotografías sin su consentimiento mientras abandonaban el estadio.
Cristina Palavra, esposa del futbolista Dani Rodríguez, fue una de las afectadas. Relató que tanto ella como otras mujeres cercanas fueron acosadas y fotografiadas de manera insistente y sin permiso. Su denuncia cobró mayor fuerza cuando el propio jugador señaló a la RFEF en sus redes sociales con un contundente mensaje: «No todo es dinero. ¿Dónde está la RFEF?».
El contexto polémico de la Supercopa en Arabia Saudita
Desde 2019, la RFEF celebra la Supercopa en Arabia Saudita bajo un contrato que se extiende hasta 2029, una decisión que ha sido ampliamente criticada por priorizar beneficios económicos sobre principios éticos.
Este acuerdo ya había generado controversias, pero los recientes incidentes de acoso sexual refuerzan las críticas hacia la Federación por permitir que se celebren competiciones en un país con antecedentes en la vulneración de derechos, especialmente hacia las mujeres.
¿Cuál será la respuesta de la RFEF?
Los hechos han generado una ola de indignación en redes sociales, exigiendo explicaciones y medidas contundentes. Este nuevo escándalo no solo afecta la imagen del fútbol español, sino que también plantea serias preguntas sobre la responsabilidad de las instituciones al elegir escenarios para eventos deportivos internacionales.
