La investigación científica sigue marcando hitos en la búsqueda de tratamientos efectivos y seguros para combatir la obesidad y la diabetes tipo 2; sin duda, dos de los mayores retos de salud global.
Recientemente, un estudio liderado por la Universidad de Copenhague ha centrado la atención del mundo médico a nivel mundial tras descubrir un fármaco capaz de reducir el apetito, aumentar el gasto energético y evitar la pérdida de masa muscular. Todo ello sin los efectos secundarios típicos de los tratamientos actuales.
Neuroquinina 2 (NK2R), la evolución de Wegovy y Ozempic
Hasta ahora, los medicamentos más utilizados para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2, como Wegovy y Ozempic, estaban basados en la hormona GLP-1.
Tan cierto como que se han mostrado altamente efectivo a la hora de reducir de peso, es que presentan efectos secundarios significativos, como náuseas y vómitos, que limitan su tolerancia para muchos pacientes.
Además, las últimas noticias han revelado que pueden causar una pérdida de masa muscular más allá de lo recomendado, con riesgos asociados como disminución de la inmunidad y problemas metabólicos.
La nueva diana terapéutica, centrada en el receptor de neuroquinina 2 (NK2R), ofrece una alternativa innovadora. Según el profesor Zach Gerhart-Hines, del Centro de Investigación Metabólica Básica de la Universidad de Copenhague, este enfoque podría revolucionar el tratamiento de millones de personas al combinar eficacia, tolerancia y un impacto positivo en el equilibrio energético.
Cómo funciona el NK2R

El receptor NK2R actúa sobre dos pilares fundamentales del control del peso: reducir el apetito y aumentar el gasto energético.
Y es que, mientras que los medicamentos actuales inclinan la balanza hacia el déficit calórico al disminuir las calorías ingeridas, el nuevo tratamiento añade un componente crucial: estimular la quema de calorías.
Aunque los ensayos se han realizado en modelos animales, los resultados son prometedores. Se espera que las pruebas clínicas en humanos comiencen en los próximos dos años, con la posibilidad de que el fármaco esté disponible en cinco años. El mundo médico tiene posados sus ojos sobre el NK2R.