La investigación de la FIA es clara: Red Bull habría estado manipulando la altura del chasis de sus monoplazas entre la clasificación y la carrera de forma ilegal.
El mecanismo, que según la investigación estaría dentro de la cabina del coche, permitiría a un mecánico cambiar la altura del suelo sin ser detectado.
Esto se realizaría antes del inicio de la carrera, para posteriormente devolver la pieza a su posición original antes de la verificación técnica en el Parque Cerrado, donde los monoplazas son sometidos a rigurosas inspecciones de altura, peso y otras medidas reglamentarias.
Las infracciones en este tipo de ajustes teóricamente acarrean sanciones graves, como la descalificación inmediata, tal y como ocurrió con George Russell en Spa por una infracción relacionada con el combustible.
¿Qué ventaja ha sacado Red Bull ajustando la altura del suelo del monoplaza?
Modificar la altura del chasis proporcionaría a Red Bull una ventaja considerable. Durante la clasificación, los coches llevan menos combustible, lo que les permite ajustar la altura del coche para mejorar su rendimiento aerodinámico.
Sin embargo, durante la carrera, cuando los coches llevan hasta 100 kilos de gasolina, una altura diferente sería más adecuada para maximizar el rendimiento.
Este tipo de ajustes aerodinámicos está prohibido por el reglamento de la F1, que solo permite modificar el ángulo del alerón delantero entre la clasificación y la carrera.
El artículo 40.2 b) del reglamento deportivo establece claramente que solo se permite modificar el ángulo del alerón delantero, mientras que el 40.9 b) indica que los coches no pueden ser modificados sin el uso de herramientas, lo que hace que cualquier cambio no autorizado sea ilegal.
A pesar de las pruebas y la gravedad de las acusaciones, la FIA no ha impuesto sanciones a Red Bull, lo que ha generado polémica entre los equipos rivales y los aficionados, quienes consideran que este tipo de “trampas” debería haber sido castigado de manera ejemplar.
