El runrún está en la calle: ¿por qué Rusia fue expulsada del deporte e Israel no?. La pregunta no para de sonar desde que Pedro Sánchez pidió que Israel corra la misma suerte que Moscú. Y claro, muchos se han quedado pensando en ese doble rasero que parece evidente: mientras deportistas israelíes compiten en mundiales, los rusos llevan años fuera o escondidos tras una bandera neutral.
La clave está en la Carta Olímpica, el reglamento con el que se maneja el Comité Olímpico Internacional (COI). Es un texto con normas muy generales y que da bastante margen de interpretación. Lo que hizo saltar todo con Rusia fue que su Comité Olímpico absorbió organizaciones deportivas de territorios ucranianos (Donetsk, Jersón, Luhansk y Zaporiyia). Es decir, cambió el mapa olímpico por su cuenta. Ahí el COI tenía una excusa clara para suspenderles en 2023.
Con Israel, el argumento es que su Comité Olímpico no ha reclamado territorios oficialmente dentro del sistema deportivo. Así que, según el COI, “respeta la Carta” y no hay motivo reglamentario para suspenderlo. Esa es la diferencia que esgrimen: un tema técnico, aunque a muchos les suene a excusa barata.
Rusia, en cambio, ya estaba medio fuera desde febrero de 2022, cuando tras la invasión de Ucrania la FIFA y el COI recomendaron no invitar a sus atletas. Desde entonces, nada de himnos ni banderas, equipos fuera de Champions y Euroliga, y en algunos deportes solo compiten como “neutrales”.
El poder de sus aliados explica la condescendencia con el deporte israelí
El factor político pesa, y mucho. En 2022, prácticamente todo Occidente sancionó a Rusia y la presión fue brutal. Con Israel, en cambio, no hay consenso: Estados Unidos, por ejemplo, apoya abiertamente al gobierno de Netanyahu. Esa diferencia de alineamientos internacionales también explica por qué el COI mueve ficha en un caso y no en el otro.
Además, el COI siempre defiende la “neutralidad”: los Juegos Olímpicos son el único lugar donde países en conflicto conviven bajo un mismo techo. Si empiezan a expulsar a unos y a otros según la situación geopolítica, temen que se desmonte el invento.

De igual forma, es innegable que el poder del lobby israelí, presente en las altas esferas políticas norteamericanas y en buena parte de las grandes multinacionales que mueven el mundo, pesan de forma decisiva para entender por qué gobiernos y estamentos prefieren no mojarse en este asunto.
Así que ahí lo tienes: Rusia castigada por mover fronteras deportivas y por la presión internacional, mientras que Israel sigue dentro porque, según el COI, no ha roto ninguna norma olímpica. ¿Doble rasero? Para muchos, sí. ¿Escudo legal y político del COI? También.