¿Quién no ha fantaseado alguna vez con tener su propio país? Pues un chaval de 20 años lo hizo realidad. Daniel Jackson, australiano afincado en Reino Unido, encontró un trozo de tierra sin reclamar en plena frontera entre Croacia y Serbia y decidió levantar ahí la República Libre de Verdis. Medio kilómetro de bosque junto al Danubio convertido, literalmente, en un “nuevo Estado”.
Lo que empezó como una idea loca de adolescente terminó en un proyecto con bandera, escudo, pasaportes (no válidos, ojo) y hasta un “gobierno” con seis ministerios. Jackson asegura que más de 15.000 personas han pedido la ciudadanía y que unas 400 ya la tienen aprobada. Eso sí, seleccionadas con lupa: médicos, ingenieros o gente con habilidades útiles para un territorio diminuto que aspira a crecer.
Un sueño que se topó con la policía croata
La historia, claro, no iba a ser tan sencilla. En 2023, cuando intentaron asentarse físicamente en Verdis, la policía croata apareció, detuvo al fundador y a varios de sus seguidores y los expulsó del país. Desde entonces, Jackson tiene prohibida la entrada de por vida a Croacia. Ahora maneja todo como un “gobierno en el exilio”, con Belgrado como base para sus gestiones.
El joven no se rinde: insiste en que “es cuestión de cuándo, no de si recuperaremos la tierra”, porque Croacia nunca la ha reclamado oficialmente. Incluso han organizado protestas frente a la embajada croata en Londres para llamar la atención sobre su causa.
De Eurovisión a pasaportes digitales
Lo curioso es que Verdis no quiere quedarse solo en un proyecto simbólico. Jackson sueña con ver a su micronación en Eurovisión y hasta han diseñado un sistema de ciudadanía por inversión, residencia o “e-Residency”, con tarifas de 300 euros. Un pack de lo más completo: dominio web gratis, nombre comercial reservado y la promesa de un pedazo de tierra en cuanto se pueda habitar.
Más allá de lo anecdótico, la historia de Verdis refleja esa fiebre por las micronaciones que cada cierto tiempo aparecen en Europa. Y aunque todo parezca sacado de una serie de Netflix, Jackson asegura que su objetivo es simple: crear un país real y democrático desde cero.
¿Lo conseguirá? De momento, y aunque ha sido noticia en medio mundo, suena a quimera… pero también a una de esas historias que podrían dar un giro inesperado.