Jon Rahm lo ha vuelto a hacer. El golfista de Barrika se consagró campeón del LIV Golf 2025, aunque no ganó ni un solo torneo en toda la temporada. Puede sonar raro, pero las matemáticas del ranking y su regularidad absoluta le han valido para embolsarse un premio de 18 millones de dólares (unos 15,3 millones de euros). Nada mal para un año en el que siempre estuvo ahí, pero nunca en lo más alto del podio.
El desenlace llegó en The Club at Chatham Hills (Indiana, Estados Unidos), donde Rahm firmó una tercera ronda de escándalo: 60 golpes (-11), con un eagle, diez birdies y solo un bogey. Parecía que, por fin, iba a sumar su primer triunfo del año, pero el colombiano Sebastián Muñoz le aguantó la presión tras su inolvidable 59 (-12) del viernes y acabó llevándose el torneo de Indianápolis en el desempate.
Aun así, el vasco tenía un objetivo más grande: superar en la general a Joaquín Niemann. El chileno acumulaba cinco victorias en el curso, pero también demasiados altibajos. Rahm, en cambio, fue un martillo constante, siempre en el top. Al final, los números hablaron: 226,16 puntos para Rahm frente a los 223,66 de Niemann. Suficiente para coronarse campeón de la temporada por segundo año consecutivo.
El dinero que gana el campeón y el subcampeón del LIV Golf
El reparto económico refleja bien la magnitud del logro. Rahm se lleva 18 millones, Niemann se conforma con 8 millones como subcampeón, y Muñoz suma 4 millones gracias a su triunfo dominical. Todo esto en un circuito que sigue levantando pasiones y críticas a partes iguales, pero que ya se ha consolidado como alternativa millonaria al PGA Tour.
Más allá del cheque, la remontada de Rahm fue digna de película. Salió a jugar con tres golpes de desventaja y a base de birdies encadenados puso contra las cuerdas a todos. Incluso firmó un eagle en el hoyo 13 que hizo soñar con una victoria épica. No llegó, pero le bastó para conquistar la clasificación general y un título que demuestra que, en el golf moderno, la regularidad paga casi tanto como los trofeos.
